Yo soy el escritor mundano,
a los ojos los veo y los detesto,
y su falta de alma me sofoca,
casi,
casi tanto como desde mi profunda estupidez.
Yo soy quien de miel degusta lo sublime, lo tierno,
y luego el placer.
Estoy rodeado ahora,
me están observando sin conocerme,
me dicen quien no soy.
Pero soy el escritor mundano,
pero la tierra me engulle con sus besos como bocados;
ella no es tan linda como la miel que de mis venas sale como sabia.
Soy uno al que cuesta escuchar
luchando por costar contra corriente.
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