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sábado, 8 de agosto de 2009

Cuando se pierde a lo que se aspira

Cuando se pierde a lo que se aspira surge un mar de sentimientos y recuerdos dentro de uno mismo. Cuando se quería llegar a ese lugar y no fue posible, y otros sí lo hicieron, pueden surgir dudas y recriminaciones tanto a lo propio como a lo ajeno. Sin embargo, la dicha y la satisfacción de haber mostrado lo mejor de sí también pueden caracterizar ese duro momento. Entonces, un estado de tranquilidad en la consciencia, con el deseo de salir adelante y mejorar en todo, incluyendo en eso donde no se llegó a la meta, o se llegó después y no se clasificó, habrá de caracterizar al ser y con esto se puede catalogar la cuestión no como un fracaso. O bien, se puede considerar un fracaso, un traspié, una caída, pero una de la cual se puede levantar y ser mejor. Porque todo ese camino hasta llegar al final y quedar fuera del grupo fue un triunfo. La experiencia en sí y lo demostrado tanto interna como externamente permiten a la vida seguir su curso, no indiferente a la derrota, sino consciente de ella y con deseos de aprovechar de ella todo lo bueno y lo malo que ocurrió. La vida es así, muchas cosas buenas y malas, y otras tantas que son tan buenas como malas, o que no cambian nada. A todas ellas hay que dirigirles la mirada, y percibirlas con los demás sentidos. ¿Cómo saber mirarlas? Viviendo las experiencias con valor y sin el temor a equivocarse, para que cuando se caiga en el error se pueda desentrañar sus razones y así resolver todo lo errado, para transformarlo en virtud.

Se puede perder a lo que se aspira, pero no perder la posibilidad de amar o no, de ahora en adelante, eso a lo que se aspiró. Amar... O, en otras palabras, estar al tanto, consciente y objetivo para con ello. No porque se pierda el concurso de canto, el certamen de novela escrita o la selección de actores, se deba odiar lo primero, lo segundo y lo tercero. Odiar... Odiar es ni más ni menos que un error, una deshonestidad de la persona para consigo mismas. Amar, entonces, pese a lo intrincado de esta palabra, demuestra que se puede seguir adelante porque hay amor por lo que se hizo aunque no se logró ganarle a los demás; demuestra que se puede quedar quieta la persona detectando sus errores y pensando todo lo bueno que se pueda pensar. En fin, si realmente se quiere eso por lo que se luchó, lo bueno es no relacionar eso que se ama con frustración, exclusión, dolor. Lo bueno es seguir amando lo que se amó antes y se seguirá amando.

Pablofago
"Este post no es nada sin los demás."

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