lunes, 15 de noviembre de 2010
El edificio deforme
El edificio se levantaba hasta dar vértigo con sólo verlo. Su forma contrastaba con la de los edificios comunes, tendía a la caída. Pero ahí estaba, más ancho en el centro que en la base; cerca de la cima un balcón permitía ver para abajo como si no se estuviera parado en nada. Su tope se podía mirar, aun así, mientras mis ganas de irme aumentaban por el miedo a que me cayera encima. Era una mole que se levantaba hasta marear, podía romper cualquier postura. Y no había edificio más alto que ese en el mundo.
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