El ser humano puede ser aterrador a distintos niveles. Una mirada en el momento exacto, o en el menos justo; un gesto con la boca, misterioso; un no con la cabeza, o bien un sí (¿Quieres ser mi novia?... Sí.); una lágrima (¿Mi hijo tiene atrofia muscular crónica?); hasta una leve sonrisa puede ser aterradora tanto para quien la hace como para quien la recibe.
La vida del ser humano está caracterizada por momentos de miedo, de duda. Estos dan paso a la valentía, sobretodo cuando se acepta que nuestro trascender por el mundo es un mar de lo inesperado. Aun así, muchas veces se espera el amor y el odio, y aunque sea este último, si fue esperado antes, no causará tanto miedo, ni dolor. Pero si alguno de estos dos llega de imprevisto, nuestro gesto es otro, nuestras palabras, nuestro respirar.
Sólo pensando en frío, luego, sabremos si lo que hicimos fue lo mejor, si lo que dijimos fue verdad, si lo que vimos fue lo que en verdad creímos ver.
El ser humano es consciente e inconsciente de esto. Juega con sus propios miedos y el de los demás, y nada causa más miedo que ello.
este escrito me lleva a pensar cuántas veces las personas nos quedamos haciendo lo mismo por años, por el simple miedo de dar un paso a lo desconocido (desconociendo -valga la redundancia- el resultado del mismo..).. así entonces empezamos a no encontrarle algún sentido a la vida.. todos los días sucederá lo mismo... algunos lo llaman "destino"..
ResponderEliminartengo la teoría (no es una teoría propia, de fijo!) de que todo lo que nos sucede y no, es por nuestra culpa. que si no hacemos suceder algo y esperamos a que el destino se encargue de ello.. estamos perdidos!!!!
en fin! aveces tiendo a hablar demasiado!! jaja.
bo nito b log. salu2